Viajar


Abrir portales hacia mundos paralelos, romper con las fronteras mentales, geográficas y políticas, despertar la conciencia y soñar despierto mientras otros duermen también despiertos, enfrentarse a todos los miedos habidos y por haber, redefinirse a cada instante en el reflejo incesante del camino, conocer realidades reales y no realidades imaginarias, olvidar el pasado, ignorar el futuro y aún así tenerlos presente en cada paso, huir a los prejuicios, agudizar los sentidos y potenciar el instinto, estar ansioso, indignado, asustado, melancólico, alegre, asombrado, perdido, expectante y embelesado dia a día con la eterna novedad del mundo. Esto es viajar.

Realidades fantásticas


Normalmente cuando la fantasía y la realidad se encuentran, suele ser decepcionante, por ello no existe un eslabón que una estos dos estados de la conciencia humana, pero hay momentos donde las sensaciones son tan intensas, el mundo real parece irreal y el espíritu inspirado no deja de aletear, que es la realidad la que se torna fantástica, durante el viaje vives momentos en donde los límites entre fantasía y realidad se desvanecen.

Pastoruri: un Blanco sobre blanco



Desde siempre le he temido a las alturas, y no me refiero a sumarme al balcón de un dieciseisavo piso, ni a la montaña rusa, por el contrario esa sensación me supera; si no a las alturas sobre el niveldel mar, al frío que trae, la falta de oxígeno  en los pulmones y el corazón tocando lo mejor de su repertorio para no desfallecer, aunque es una paradoja pues nací en una ciudad de la cordillera de los Andes fría y alta, congelada en el tiempo y casi en el espacio, aunque allí no crecí, crecí al lado de un río místico, el Magolo, una descomunal serpiente líquida que sueña con ser mar, tal vez de allí provenga mi amor por la playa, la frontera entre dos mundos.. Dando un leve giro al tema que comencé subiré de el nivel del mar hasta los cinco mil cuatrocientos metros de altura en el que habita el glacial que ayer conocí, y como trasegar por un país como Perú sin adentrarse por estas rutas salvajes?


Mientras el altímetro subía, el oxigeno escaseaba, el cielo se nublaba y los grados bajaban, fui observando como se hacía más grande el majestuoso témpano que nos llamaba a acariciarlo. Llegamos hasta un punto en vehículo, y luego la naturaleza nos revelo su verdadero rostro, la incesante   sensación de frío y muerte, que tapa los oídos, eriza la piel y acelera el corazón mezclada con la indescriptible belleza de la nieve cayendo sobre el rostro hermosa y salvajemente; mis pies como un pa de témpanos, intentaban descifrar el camino menos doloroso hacia las alturas, y a cada paso en contra de la gravedad, la tierra te hala, no te deja avanzar tranquilo y cada vez cuesta más, la pacha te ancla los pies a ella como diciéndote que no la olvides, recordándote que de ella provienes y que camines sus senderos con humildad.


Luego de un corto pero agotador trayecto el blanco se asomaba incandescente quemando mispupilas hipnotizadas por su esplendor,  Que me despertaban una sensación de austeridad absoluta. De este lado de camino donde la nieve y yo estábamos de pie, mis sentidos no daban crédito a la belleza infinita de esa gran roca de hielo, me fui acercando con respeto y admiración mientras las lágrimas se asomaban cálidamente, puse mi mano sobre la montaña congelada, enseguida una sensación de plenitud y alegría se apoderó de mi y mis pupilas veladas por tal belleza, mi cuerpo rodeado del blanco de la nieve, sobre el piso blanco de la montaña, bajo el cielo blanco por las nubes y glacial blanco y majestuoso y mi rostro blanco que palidecía de la emoción. El blanco sobre blanco, una reflexión mística.